El 29 de septiembre entró en vigor la Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales, en cuyo articulado hay diferentes preceptos que afectan directamente a las entidades locales, ya que corresponde a los ayuntamientos la recogida de animales extraviados y abandonados, así como la gestión de los gatos comunitarios, a cuyos efectos deberán desarrollar programas de gestión de colonias felinas que incluirán, al menos, el mapeo y censo de los gatos del término municipal, para una planificación y control en las esterilizaciones acorde al volumen de población, así como la identificación obligatoria mediante microchip
Para cumplir con esta normativa, y en colaboración con varias personas voluntarias del municipio, el consistorio longarino se acogió al método CES (captura, esterilización y suelta) para aplicar la ley con un plan de control y gestión de las colonias felinas, que se aprobó por unanimidad en pleno, y evitar así posibles sanciones.
El primer paso fue crear un censo para saber cuántos felinos viven en las calles, y situar dicho censo en un plano para poder formar colonias en lugares seguros y poco conflictivos con los vecinos. La estrategia consiste en evitar que los animales entren al pueblo situando comederos y casetas en las afueras. Además, hay que recalcar que solo las personas voluntarias registradas pueden alimentar a los gatos con pienso seco que proporciona el ayuntamiento, y nunca con sobras de comida ni leche.
El segundo paso fue comprar jaulas de captura y de contención para poder trasladar a los animales al veterinario, donde se castran y desparasitan y se les hace un corte en la oreja para marcar que se trata de un animal controlado. Los días previos a la captura se deja a los animales sin comida para facilitar que caigan en las trampas, por lo que es vital que solo las personas conocedoras del plan puedan alimentarlos.
Tras días de trabajo en común, las personas voluntarias decidieron crear un pequeño refugio para poder sacar de la calle a las camadas, socializarlas y buscarles un hogar definitivo a través de las redes sociales. El local funciona de manera autogestionada por las propias voluntarias y los fondos municipales se usan para cubrir castraciones y alimentación.
El método está funcionando muy bien y muestra de ello son las cifras. El pasado verano se censaron 88 gatos callejeros, y actualmente se han reducido a 59. Eso es debido a que 21 de los felinos callejeros se adaptaron a los humanos en el refugio y pudieron encontrar un hogar definitivo, mientras que el resto desafortunadamente se debe a atropellos. Actualmente se está en pleno proceso de captura y castración, y a día de hoy, de los 59 gatos censados, 26 ya están castrados.
Queda todavía mucho trabajo por hacer, pero las personas voluntarias señalan que “estamos disfrutando mucho de la experiencia y animamos al resto de municipios a organizarse y mejorar las condiciones de vida de los gatos callejeros, ya que de esta manera mejorará también la convivencia vecinal, ya que los gatos castrados no marcan con la orina, no pelean en las épocas de celo y se evita la cría descontrolada”.